La alcaldesa de Benalmádena, Paloma García Gálvez, presidió el pasado sábado el homenaje póstumo que desde el Ayuntamiento se le rindió al artista más internacional del municipio, Bebo Valdés, acto en el que se dio su nombre a la rotonda de la calle Topacio, en Arroyo de la Miel. El homenaje, en el que se recordó la figura del músico cubano, contó la con la presencia de su hijo, el también músico Chucho Valdés, así como de familiares y amigos del artista. La regidora y el hijo del reconocido pianista fueron los encargados de descubrir la placa que da nombre a la glorieta, ubicada en las inmediaciones donde residió el maestro durante los últimos años de su vida.



“Desde el Ayuntamiento rendimos este sencillo homenaje al que ha sido nuestro vecino más reconocido en el ámbito internacional, Bebo Valdés, acto que nos brinda la oportunidad de mostrar nuestro respeto y cariño por una figura humilde y discreta, que ha compartido con nosotros sus últimos años de vida y que ha llevado el nombre de Benalmádena allá por donde ha viajado su música y su piano, promocionando nuestra ciudad no sólo como destino turístico sino también como lugar inigualable para residir”, destacó García Gálvez, que estuvo acompañada en el acto por los concejales de Turismo y Cultura, Adolfo Fernández y Yolanda Peña, respectivamente, así como por otros miembros del Gobierno municipal. “A través de su música y de su piano, Bebo estará siempre en el corazón de los benalmadenses”, aseguró la primera edil.



La alcaldesa explicó que el homenaje constituye “un gesto de gratitud hacia un gran músico y un gran hombre que nos ha dejado un legado musical y humano imposible de olvidar”. La regidora resaltó los méritos musicales de Valdés como compositor, pianista, arreglista y director de orquesta y recordó que fue uno de los grandes protagonistas de la época dorada del Tropicana en su Cuba natal. “Posteriormente su carrera estuvo cargada de grandes éxitos, lo que le convirtió en un referente mundial”, señaló la primera edil, que rememoró también su historia en Suecia, sus décadas de relativo anonimato y su renovado triunfo a partir de los años 90. “Sin embargo, no estamos aquí solo por eso, sino porque el maestro, que viajó por todo el mundo, se enamoró de Benalmádena y siempre la llevó en su corazón, hasta el punto de disfrutar aquí de sus últimos años de vida”, indicó García Gálvez, que añadió que “por eso los benalmadenses queremos agradecerle tanta entrega, admiración y cariño”.



Por su parte, Chucho Valdés, que se emocionó durante el acto al recordar la figura de progenitor, subrayó que su padre “era un maestro en muchos sentidos, no solo como músico”, y aseguró que, al igual que Bebo, “siempre estaré agradecido a Benalmádena y Málaga”.